Nacio el  7 de Enero de 1927 en el Cerro de San Antonio.  Actualmente vive en Barranquilla.

Estudio en el prestigioso Instituto Bolívar de Don Victor Manuel Fuentes Jiménez del Cerro de San Antonio, donde realizó sus primeros estudios de primaria y secundaria que terminó en el Colegio Fernández Baena con el título de BACHILLER ACADEMICO.

Estudio Medicina en la Universidad de Cartagena donde se graduó en 1955 después de terminar su Medicatura Rural en el Municipio de San Jacinto, Departamento de Bolívar.  Se especializó en Medicina Interna y Cardiología Clínica, mediante beca de la Fundación Rockefeller en Estados Unidos (Universidad de Tulane, New Orleans  y Saint Louis, Missouri.)

 DISCURSO DE AGRADECIMIENTO DEL DOCTOR RAFAEL BERMÚDEZ BOLAÑO, M.D.

EN EL HOMENAJE A “VIDA Y OBRA AL MIEMBRO EMERITO DR. RAFAEL BERMUDEZ B”.

Quiero agradecer a los organizadores de este evento y en especial al Dr. Carlos Barrera por este homenaje que quiero compartir con todos esos viejos amigos, sin cuya ayuda no hubiera realizado las cosas que se han mencionado en mi Hoja de Vida.

 Mi satisfacción es más grande, cuando en estos tiempos se ha perdido ese espíritu de colegaje y hermandad que existía entre los médicos y la forma fraternal como nos tratábamos.

Por otra parte, hoy somos un espécimen diferente del que alguna vez fuimos; el médico ha perdido la consideración que ha tenido a través de la historia de la humanidad.  El famoso “apóstol”, en el momento actual, ha dejado de ser el profesional respetado y valorado por nuestra sociedad.

Se ha perdido el interés y la fascinación  por la Medicina Interna , precisamente en momentos en que la medicina avanza en forma impresionante. El 7 de Octubre de 1966, como Presidente de la Sociedad de Medicina Interna del Atlántico que se transformó en un Capítulo de ACMI, pronuncié el discurso inaugural de la VII Convención Nacional de Medicina Interna celebrado en esta ciudad, dije algunas cosas que mantienen su actualidad y que hoy quiero repetirlas:

“Muchos colegas ante esa avalancha de conocimientos, que nos es difícil mantener al día por sí mismos, buscan un refugio limitando excesivamente su campo de acción, como si en medicina fuera factible la política del INCORA y el ser humano se pudiera parcelar.  Este intercambio de enseñanzas y conocimientos, evita ese monstruo que tiende a nacer de la medicina moderna, el superespecialista, en que el médico se deshumaniza y se arrincona en un ángulo donde sabe mas de menos cosas e ignora cada vez mas sobre los adelantos de la medicina.  No hay médico digno de este nombre sin cultura general en el campo profesional y sin humanismo en la esfera del espíritu.  Siendo la enfermedad un trastorno general de la salud, si el especialista no tiene más que una visión parcial, arriesga el error de diagnóstico y el peligro de un tratamiento de confección.  <A la nefasta proliferación de Facultades de Medicina en todas las parroquias… donde se le está enseñando a las nuevas generaciones ignorar olímpicamente el entorno afectivo-emocional y laboral de nuestros enfermos que en aras de una falsa eficiencia del recurso médico y en una mezquina evaluación de la ecuación costo-beneficio, desdibujando la percepción de valiosos elementos de juicio y pervirtiendo el resultado final de una intervención terapéutica.> La ignorancia del hombre completo evoca el recuerdo de aquellos médicos egipcios de quienes habla Homero en la Iliada y que eran llamados los pastores del órgano en cuestión.  No se debe pues hipertrofiar el papel del especialista, cuya actividad es por lo demás muy útil.  El especialista moderno debe tener el conocimiento amplísimo por donde avanza la ciencia en general, no solo para desempeñarse mejor y mas eficazmente, sino también para poder saber qué se le puede ofrecer a su paciente en otros campos, dónde se les puede ofrecer y quién se lo puede ofrecer”

Uno de los campos que más ha impactado el comportamiento del Internista es el de las imágenes por Rayos X,  y la Sonografía.  El problema que se ha presentado es que en la misma proporción que estos procedimientos diagnósticos han ido aumentando, ha ido disminuyendo el interés en la elaboración de una buena historia clínica y un buen examen físico.  En muchos casos el paciente pasa primero por el Departamento de Rayos X o el de Ultrasonido que por el interrogatorio y el examen médico.  Este fenómeno se ha vuelto rutinario con la implantación de la Ley 100, que le limita al médico el tiempo de atención de cada paciente.  Esta forma de atención ha absorbido a los médicos en tal forma, que les ha quitado la compasión que se debe tener con el enfermo.  Se ha formado una generación equivalentes a “robots”, olvidando que la medicina tecnológica y el arte de ejercer la medicina no son antagónicos, por el contrario, se complementan una a otra, juntas, contribuyen un todo al servicio del ser humano.

Los hombres envejecemos para dar consejos.  El mensaje que quiero dejarles hoy, en especial a las nuevas promociones es que tenemos que volver a la buena relación médico-paciente, que no solo humaniza la medicina, sino que imprime una gran satisfacción al practicarla y que para a ser un buen Internista hay que:

1.     Adquirir habilidad en la observación de los signos clínicos.

2.     Destreza para sintetizar la información de diferentes fuentes.

3.     Capacidad para clasificar la validez y quizá, lo mas importante, en la invalidez de los datos de laboratorio y rechazarlos cuando no encajen el cuadro clínico.

4.     Comprender la importancia de los factores fisiopatológicos de cada patología que tenemos que enfrentar.

5.     Que el mejor Internista no es aquel que pide más exámenes.

Finalmente mis sinceros agradecimientos por acompañarme en el ocaso de mi existencia, luchando contra el desafío más grande que tenemos en la vida, que es la muerte 

BOLIVAR PUDO HABER TENIDO QUE MASTICAR COCA

                                                     Por: Rafael I. Bermúdez B., M.D.

Para conmemorar los 200 años de la independencia el Gobierno ha organizado un certamen para recordar la gesta libertadora del cruce de los Andes, en que un grupo de personas de todas los rincones colombianos, así como integrantes de la fuerza pública, mandatarios departamentales y municipales y periodistas por trochas y caminos de herradura revivirán el recorrido que hace 190 años realizó el Libertador, para arrancar en Pore (Casanare) y terminar, como se tiene previsto, concluir el 7 de Agosto en el Puente de Boyacá.  Dado lo difícil de esa jornada, se tendrá el apoyo de la Fuerza Aérea con helicópteros por si se presenta alguna eventualidad, como es de preverse.

El 23 de Mayo de 1919 bolívar convocó  en Consejo de Oficiales para explicarle su plan de campaña.  Asistieron los Jefes del Ejército, Soublette, Anzoategui, Rook, Briceño, Méndez y otros.  Casi todos se opusieron al proyecto de cruzar los andes y lo consideraron una locura, pero Bolívar logró persuadirlos y decidieron acompañarlo menos el Venezolano Guillermo Ibarrén, quien desertó con su batallón de Husares.

El ejército inició el ascenso con grandes dificultades y sufrimientos; durante la marcha muchos soldados perecieron, los caballos morían de fatiga, las mulas cargadas de iban al abismo, los soldados habían perdido gran parte de su ropa y titiritaban de frío, especialmente en el Páramo de Pisba, pero así semi-desnudos trasmontaron la Cordillera.  Bolivar compartía con ellos las fatigas, el esfuerzo y las penalidades de tremendo viaje.

Cruzar cualquiera de las cordilleras fue siempre algo tenebroso.  Gerhar Manzur en su obra nos dice: “Las dificultades de esa empresa eran tantas que oficiales británicos como Miller O’Connor pensaban que ningún soldado europeo podría sobrevivir, pero se sabía que los indios se destacaban por su gran resistencia a los sufrimientos y por su fortaleza.  Batallones enteros eran afectados por el mal de las alturas”.

En esa época los soldados mal vestidos y desnutridos no tenían como los de ahora que van a imitar esa gesta, protección alguna, ni a quien recurrir en ayuda en caso de alguna eventualidad como caídas, soroche o problemas de salud.  Es probable, especialmente los indígenas, que con infusiones o masticando hojas de coca se ayudaran a resistir y mitigar el hambre.    Victor W. Von Hgen nos cuenta “que en el cruce de los Andes en el Perú se le ordenó a los habitantes de la región andina que señalaran la situación de cuevas donde pudieran guardarse los abastecimientos.  A estas cuevas las cadenas de indios, llevaban carne de llama seca al sol, arroz, tabaco, sal y hojas de coca, de donde se obtenía la cocaína”.  Que hacían con la coca escondida?

Es bastante improbable que en la cordillera andina colombiana emplearan las hojas de coca para aliviar y ayudarlos en sus esfuerzos.  En la región andina peruana las posibilidades de su uso sí hacen mas evidentes.  Es probable que el Libertador se hubiera obligado al uso de la coca en algún momento para aliviar el soroche que había sufrido en una ocasión.

Quienes visitan al Cuzco o Machu-Pichu en el Perú les administran una infusión de coca que les permita visitar esos lugares en las alturas sin molestias.  Las hojas poseen varias sustancias conocidas como alcaloide en su composición interna.  La cocaína es solo una de ellas.  Posee propiedades estimulantes, anestésicas, calmando la sensación de hambre, la sed y el cansancio, que se obtienen mediante la masticación o en infusiones.  Se le considera la planta como muy sagrada, rodeada de respeto y admiración.  No entienden ellos que se les persiga en sus territorios, ya que no fue por su cultura ni sus costumbres el que en ciertos conceptos se vea envuelta en varios conflictos.  En oposición a esto, la coca es el equivalente al opio, usado por ingleses en la China.

La eficacia de la coca como estimulante fue reconocido por los españoles tan pronto llegaron a América y recomendado a todos los turistas y extendieron su recomendación a todos los alpinistas en Europa.

La cortesía de los establecimientos turísticos en la Sierra peruana, al ofrecerles una taza de infusión de coca a los visitantes,  no es desde luego una “mala costumbre” indígena, sino una amable bienvenida moderna y recomendada muy efusivamente por Alexander von Humboldt, D’Orbigny, Von Tschudi y otros.

Si  Bolívar se vio obligado a usar la coca en alguna de sus formas para ayudarlo a tan tremendos esfuerzos, es probable que también lo hubieran ayudado para inspirarlo en su Delirio sobre el Chimborazo que nos describe el Profesor Luis A. Bohorques Casallas, en su breve Biografía de Bolívar así: “Atraído por los encantos del Chimborazo, Bolívar decide subir aquella cima que tanto le fascina.  El 5 de Julio de 1822 solo y a pie emprende la subida.  Allí el Libertador, contemplando la inmensidad de la extensión de las tierras por él libertadas, experimenta sensaciones raras y extraordinarias.  Se siente el más grande de los hombres y un desvanecimiento se apodera de todo su ser.  Pierde el conocimiento y delira.  Le parece ver un fantasma que representa a un venerable anciano, de aspecto grave, gravísimo.  Es el tiempo, es la eternidad, es la historia.  El anciano le dice a Bolívar cosas maravillosas.  Este le responde y pasada la visión, Bolívar despierta, vuelve en sí para escribir la sensación anterior en la página mas bella de la literatura americana: El Delirio sobre el Chimborazo”.

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La información sobre la coca fue tomada de WIKIPEDIA.